8 reflexiones sobre la ISR (Interpretación Simultánea Remota)

No voy a repetir una vez más lo de los tiempos difíciles que vivimos, es una obviedad, pero sí que quiero, transcurridos ya casi 9 meses de esta locura en la que vivimos, reflexionar un poquito sobre todo lo que nos está pasando a los y las traductores e intérpretes. Y me voy a centrar exclusivamente en la interpretación (lo que ha supuesto en la traducción da para otra entrada del Octoblog, que llegará más adelante) y, más concretamente, en la simultánea remota, que es una (no sé si llamarla nueva) modalidad que ha resurgido con fuerza en estos momentos convulsos.

Antes de meter cada uno de mis 8 tentáculos en estas reflexiones, quiero hacer un comentario general sobre mis prejuicios y mis intenciones con esta entrada del Octoblog: antes de la pandemia, había “oído” hablar de la Interpretación Simultánea Remota (ISR o RSI, por sus siglas en inglés, “Remote Simultaneous Interpretation”), pero no le había prestado demasiada atención por aquello de la procrastinación a la que, me temo, estamos demasiado abocadas las y los traductores e intérpretes. También quiero que esta entrada se lea como lo que es, una reflexión personal en voz alta (o negro sobre blanco, para ser más estricta) de los sentimientos que a mí personalmente me genera la ISR. En la medida de lo posible, quisiera que suscitara cierto debate e intercambio con otras personas implicadas en este oficio o usuarias de estos servicios para aprender juntas y mejorar como proveedores de servicios lingüísticos.

Dejo ya de enrollarme y voy al grano con mis reflexiones:

01.

Ideas preconcebidas, (des)conocimiento previo y procrastinación. Como ya he adelantado, “algo” sabía sobre la ISR a.C. (antes de la Covid-19), pero reconozco (y lamento) que no mucho. Hace un par de años, cuando hacía una sustitución en la EHU/UPV como profesora de interpretación, tuve la oportunidad de asistir a una jornada formativa organizada por la propia Facultad de Letras, en la que se imparte el Grado en Traducción e Interpretación, a cargo de Óscar Jiménez, reputado intérprete y profesor, a su vez, en la Universidad de Granada (y a cuyas clases tuve la gran suerte de asistir en mis remotos tiempos como estudiante de Traducción e Interpretación). La jornada en sí trataba sobre las Nuevas Tecnologías en Interpretación y abarcaba distintas cuestiones, especialmente las que tenían que ver con recursos tecnológicos para intérpretes, pero, en un momento dado, se trató la cuestión de la Interpretación Simultánea Remota. La verdad es que solo este tema hubiera dado para un seminario completo y no hubo posibilidad de tratarlo con mucha profundidad, pero sí que se nos izaron las antenas a todos los asistentes cuando se comentó que incluso las organizaciones internacionales (léase, UE, concretamente) estaban empezando a tantear esta modalidad de interpretación. Durante el coloquio que surgió sobre el tema, las y los allí presentes, estudiantes en su mayoría, pero también algunos profesores de interpretación e intérpretes en ejercicio, debatimos sobre el tema y la conclusión fue que era un sistema de interpretación simultánea que nos generaba, en general, más reservas que otra cosa. No nos gustaba, de entrada. En aquel momento, aunque el “runrún” ya se quedó instalado en mi fuero interno, no indagué más en el tema, seguía trabajando presencialmente en cabinas preparadas para nuestro trabajo y asistidas por técnicos profesionales y no me surgió la necesidad de profundizar. Pero llegó la pandemia y con ello la obligación, una vez más, de reinventarse, formarse e investigar. Como, me temo, le ha pasado a mucha gente de muchos sectores y ámbitos laborales, el primer momento fue de absoluto bloqueo. De golpe y porrazo se cancelaron eventos presenciales sin alternativa alguna, ni de fechas ni de formato, las noticias eran del todo confusas, no sabíamos cuánto iba a durar todo esto ni qué consecuencias a medio plazo traería. Entonces, mi carácter optimista por naturaleza se resignó y opté por dejar aparcada temporalmente la interpretación y centrarme en la traducción, pues soy tanto traductora como intérprete. “No pasa nada”, me dije, “los clientes apostarán por traducir más en estos momentos, no hay miedo”. ¡Qué equivocada estaba! Pero bueno, me he propuesto no mezclar la traducción en estas reflexiones y voy a cumplirlo.

Cuando ves que tu estabilidad profesional se tambalea por algo que no puedes controlar de ninguna manera, no queda otra más que adaptarse, innovar (en la medida en que permite esta profesión) y avanzar. Para ello, la única (o primera) alternativa es investigar y formarse. Y con esto me adentro en mi segunda reflexión.

02.

Investigación, formación, solidaridad y redes sociales. Con semejante bloqueo mental y profesional y con opciones limitadas por la restricción de movimientos y actividad, Internet se convierte en la ventana al mundo exterior. No voy a hablar aquí de las “quedadas” telemáticas con familiares y amigos, aunque tienen bastante que ver con lo que voy a comentar, sino de la navegación ociosa, pero también con un objetivo, que te permite conocer “qué se cuece por ahí”. En un momento en el que se cuestiona todo lo que aparece en Internet por el auge estratosférico de las fake news, las opiniones políticas a veces tergiversadas, el surgimiento desmedido de grupos conspiranoicos que ponen en duda todo lo que está pasando y el aluvión de ofertas culturales y deportivas para entretenerse en casa, también Internet sirve para ver cómo otros profesionales del sector están haciendo frente a la situación. Además de haber sacado ese tiempo tan esquivo para poder hacer esa formación online que tanto apetecía pero que siempre se postergaba por falta de tiempo, también he podido conocer grupos muy activos de profesionales que, además, son tremendamente generosos y solidarios y comparten todo lo que saben y van aprendiendo con los y las compañeras. ¡Qué gusto reconciliarse así con la raza humana, aún tenemos solución! Grupos de Facebook, actividad de la lista de socios de Asetrad… todo ha sido una gran fuente de sabiduría y aprendizaje que me ha hecho sentir bien, no solo en lo personal, sino también en lo profesional. Gracias a estos foros, he podido adentrarme en la ISR que tanta indiferencia e incluso respeto me generaba a.C. Y enlazo con la tercera de mis reflexiones.

03.

Hay que mirar los cambios con actitud positiva, lo que parecía un retroceso se convierte en un reto y una oportunidad. La Interpretación Simultánea Remota no puede entenderse como un simple cambio en la ubicación del o de la intérprete, sino que va mucho más allá. El hecho de no estar físicamente en una cabina trae consigo más aspectos negativos que positivos, pues pasamos a tener que controlar muchos factores de los que antes nos desentendíamos completamente. Antes de la Covid-19 una llegaba a la sede del evento, saludaba al compañero o compañera de cabina, probaba un poquito la consola de interpretación y el audio con los técnicos y empezaba la acción (no me detengo en toda la preparación previa que requiere cada trabajo de interpretación, que no es poca, pero esto es algo que no ha cambiado con la remota). Con la ISR se acabó todo eso: calcular el tiempo que necesitas para llegar puntual (30 minutos de antelación como mínimo), elegir la indumentaria adecuada para el evento, por si en algún momento hay que salir de la cabi-cueva y charlar con los ponentes u organizadores… pero no todo van a ser inconvenientes: la ISR también nos permite ampliar los horizontes geográficos en los que trabajar, pues ahora el organizador se “ahorra” los gastos de desplazamiento, no solo del intérprete, sino también de muchos ponentes internacionales que antes, tal vez, no podía permitirse incluir en su evento. Y esto es especialmente importante para los intérpretes que trabajamos en provincias. Pero… vamos con la reflexión número 4.

04.

Hay que invertir en buenas herramientas. Cuando la interpretación simultánea (o consecutiva, que la remota también se aplica a esta modalidad) se realiza presencialmente, tenemos siempre la seguridad y la garantía de que la parte técnica va a estar más que cubierta, pues siempre hay un o una técnico que se encarga de que nada falle. Con la modalidad en remoto, los y las intérpretes tenemos que asegurarnos personalmente de que nada falle. Un inoportuno corte de luz o de la conexión a Internet nos puede jugar una muy mala pasada. Para minimizar riesgos, conviene tener siempre muy atado aquello que puede salir mal. Yo recomiendo al intérprete que se asegure de tener un buen ancho de banda en el lugar desde el que va a trabajar (lo barato sale caro, ojo con las ofertas de las operadoras de telefonía e Internet). Eso minimizará la posible inestabilidad de la conexión cuando trabajemos. Pero, claro, esto no nos garantiza que un pico de tensión, un corte por obras de mantenimiento o una simple avería de la red eléctrica no nos dé un disgusto. Podemos minimizar riesgos y, para ello, en el siguiente punto, mi tentáculo número 5, voy a tratar de dar algunos consejos para que las personas intérpretes tengan todo lo más atado posible.

05.

Es fundamental una correcta mise en place. Por supuesto, el habitual botellín o jarra de agua no puede faltar, la libreta y el boli para tomar notas, los diccionarios online y offline que vayamos a usar, nuestros glosarios específicos para el evento en cuestión… pero estos son básicos que no cambian por la presencialidad y el trabajo en remoto. Mi recomendación ahora va más dirigida a las herramientas específicas para la ISR. Yo personalmente prefiero trabajar con un ordenador portátil conectado a la red eléctrica y a Internet por cable ethernet y trabajar con doble pantalla. Así, en caso de corte de luz, el portátil seguirá funcionando con la batería y no se nos apagará. La doble pantalla nos servirá también para utilizar en una la plataforma en la que se desarrolle el evento y, en la otra, las herramientas que habitualmente usamos en interpretación (glosarios personales, diccionarios online y offline) y la mensajería instantánea con el compañero de cabina. Pero el corte de luz no solo afecta al equipo informático que usemos, sino también a la conexión de Internet. En la medida de lo posible deberíamos intentar conectarnos por cable, como ya comentaba, y no por wifi porque el ancho de banda es mayor y hay menor riesgo de saturación de la red, pero, en cualquier caso, si se produce un corte de luz, ni Doña Ethernet ni Don Wifi nos van a salvar. ¿Qué podemos hacer? Pues tener a mano el teléfono móvil (con la batería bien cargada y silenciado) y no solo eso, sino tener configurado el equipo para que podamos conectarnos compartiendo datos 4G desde nuestro móvil. De esta manera, aunque haya unos segundos de corte de la conexión, podremos restablecernos rápidamente. Y, de nuevo, hay que considerar muy detenidamente la oferta de megas, velocidad, etc. que tenemos contratada para que nos dé garantías en nuestro trabajo. Y ahora llega la reflexión número 6, que se centrará en otras herramientas más personales que dependen más de nosotros y nosotras, las intérpretes.

06.

Investiga, infórmate y, si las condiciones lo permiten, prueba distintos auriculares y micrófonos. El sonido que recibimos y que emitimos tiene una gran influencia en la calidad de nuestro trabajo. No podemos infravalorar la importancia de un buen equipo personal de audio. Los auriculares son fundamentales para nuestro bienestar físico y profesional. Yo no soy especialmente quisquillosa con la calidad de los graves, balances, etc., pero sí que valoro mucho aquellos equipos que minimizan los más que molestos pitidos que se producen por interferencias. Así que no podemos escatimar en unos auriculares que nos protejan contra esos picos de volumen porque, a la larga, nuestra salud auditiva nos lo agradecerá. Son varios ya los compañeros y compañeras que han comentado que empiezan a padecer problemas auditivos del tipo de acúfenos por estas aparentemente inocuas molestias puntuales. Y “solo” llevamos 9 meses metidos a tope en este sistema de interpretación. Pero con lo que yo sí que soy especialmente exigente es con la calidad ergonómica de los auriculares. No sé si es que tengo fisiológicamente unas orejas especiales (no lo son en apariencia), pero una jornada de interpretación habitualmente me deja dolorido el pabellón auditivo. Por tanto, para mí la comodidad y el ajuste de los auriculares en fundamental para mi bienestar durante un trabajo de interpretación. Todos y todas trabajamos mejor cuando nos sentimos cómodos y a gusto. El micrófono es otro aspecto que tenemos que cuidar. Hay headsets con micrófono integrado con una gran calidad, aunque, por supuesto, aún tenemos un surtido mayor en equipos compuestos por auriculares y micrófonos externos. No nos olvidemos de que el producto de nuestro trabajo es la voz que oyen los asistentes a un evento con interpretación, por lo que un micrófono que transmita una voz limpia y sin interferencias es un básico que no podemos pasar por alto. También debería tener cancelación, al menos pasiva, de ruidos para que un inoportuno taconeo del vecino, una llamada al portero automático o un simple boli que se nos cae no cause incomodidad en los receptores. Tampoco nos valen los que se conectan por Bluetooth (bye bye, wireless): necesitamos conexión por USB. Y vamos con la penúltima reflexión.

07.

La plataforma en la que se celebra el evento virtual. Las plataformas para videoconferencia, videollamada o clase o reunión virtual ya llevan tiempo entre nosotros, no son ninguna novedad, y muchos las hemos usado fuera del ámbito profesional en muchas ocasiones, antes y durante esta pandemia. Las hay gratuitas, económicas y caras. A veces no somos los y las intérpretes los que elegimos la plataforma, en la mayoría de ocasiones, de hecho, es el organizador del evento el que toma esa decisión, pero sí que debemos conocer en cuál se desarrollará el evento para, al menos, familiarizarnos con la interfaz. Y no todas admiten interpretación, por lo que tendremos que estar alerta para no encontrarnos con sorpresas de última hora. En cualquier caso, y aunque tengamos un dominio profesional de la plataforma en cuestión, yo recomiendo encarecidamente programar una sesión de ensayo del evento para tener la certeza de que todo el mundo sabe utilizar la plataforma y, lo que es más importante para nosotros, el sistema de interpretación que esta incluye. Por lo general, son muy intuitivas y no hacen falta amplios conocimientos de informática para manejarlas, pero, como con todo, la experiencia es siempre un grado. Muchas plataformas ofrecen periodos de prueba gratuitos que nos pueden ayudar a familiarizarnos con ellas. Cuando realicemos al organizador del evento el habitual interrogatorio que lleva aparejada la preparación de una interpretación, que no se nos olvide preguntar por la plataforma que se va a utilizar para el evento y la ISR. Y llegamos al final de estas reflexiones.

08.

Ayudemos al organizador del evento en su labor e informémosle de nuestras necesidades y temores. Esto se traducirá en el éxito del evento y redundará en nuestro beneficio. Cuanto mejor sea la comunicación con la organización, en mejores condiciones trabajaremos y más satisfechos quedaremos todos en última instancia. Debemos insistir mucho en el hecho de que la Interpretación Simultánea Remota, por mucho que la podamos hacer cómodamente en pantuflas desde nuestro despacho doméstico o nuestra propia oficina, supone un desgaste mucho mayor para el o la intérprete por varios motivos. Por ejemplo, si trabajamos en pareja (como debe hacerse siempre que se vayan a superar los 90 minutos de interpretación), no vamos a tenerla normalmente a nuestro lado (a menos que trabajemos en hub, que sería siempre la opción preferente), lo que añade un nuevo factor de estrés. Nos tendremos que comunicar por algún otro medio telemático, como puede ser un servicio de mensajería a través del ordenador o del móvil, y el apunte típico que nos hace un o una buena compañera de cabina de una cifra, un nombre propio o un término que no nos sale al instante no va a ser tan sencillo en estas circunstancias. Si nos da la tos, por ejemplo, nuestro compañero no podrá cogernos el micrófono con la alegría habitual que esto se hace en una cabina física. Todo esto, como decía, nos somete a una presión aún mayor. Por no hablar de otros aspectos que no podemos controlar. Por mucho que invirtamos en una buena conexión a Internet, un equipo informático potente que nos dé seguridad, unos auriculares y un micrófono de calidad, muchas horas de estudio para preparar el tema y todo nuestro bagaje profesional, si el o la ponente virtual no tiene buenas condiciones en origen (conexión de Internet inestable, uso del micrófono integrado en el ordenador, que no suele ser de muy buena calidad, poca o nula experiencia en el trabajo con intérpretes, que suele paliarse con una breve conversación antes del evento), casi todo lo que podamos hacer por nuestra parte va a quedar difuminado. En la medida de lo posible conviene “pactar” unas condiciones mínimas de trabajo (y no me refiero a las económicas) para que nuestra tarea, ya de por sí laboriosa, no se vea afectada por cuestiones ajenas y que difícilmente podemos controlar.

Seguro que todo esto que he escrito admite muchas matizaciones por parte de intérpretes y organizadores de eventos que hayan experimentado ya con este tipo de interpretación, que parece que ha venido para quedarse. Considero, como reflexión final, que la Interpretación Simultánea Remota tiene muchas posibilidades, especialmente porque convierte la asistencia a los eventos en una experiencia mucho más inclusiva y que permite llegar a muchísimas más personas (se reducen o, directamente, se suprimen los costes de desplazamiento, por ejemplo, de asistentes y ponentes) y porque democratiza la organización de eventos al eliminar o reducir el significativo coste del alquiler de la sede y del habitual catering, pero no podemos olvidar que la razón de ser de muchos eventos es, precisamente, la presencialidad, el factor humano, el contacto directo, por lo que creo que no se debería tender a suprimir la interpretación presencial en ninguna circunstancia. Aunque sí que se pueden aprovechar las tecnologías existentes y las emergentes para ampliar las posibilidades de la organización de eventos que, en otras circunstancias, no se celebrarían y para aumentar el número de combinaciones de idiomas, por ejemplo, que puede acoger un evento. Ya he comentado que también abre nuevos mercados para los y las intérpretes, al desaparecer los costes de desplazamiento y las dietas (aunque también el atractivo de la maleta a cuestas y el disfrute turístico), por lo que no podemos hacer oídos sordos (y nunca mejor dicho) a las oportunidades y los retos que la pandemia nos ha traído.

En Nekane Says intentamos mantenernos en todo momento en la vanguardia de las tendencias y trabajamos con devoción e intensidad para ofrecer siempre los mejores servicios de traducción e interpretación. Si quieres obtener más información sobre nuestros servicios de Interpretación Simultánea Remota o simplemente quieres que te orientemos o te asesoremos para su organización, puedes ponerte en contacto a través del formulario de contacto de la página de inicio.